domingo, 31 de agosto de 2008

Plácido Domingo

Foto de Plácido Domingo: Dario Acosta

¡Notable! Por Lewis Beale otoño 2008

Busquen en Video: Plácido Domingo, un hombre renacentista

Imagínese a Plácido Domingo cantando "Amorcito corazón", luciendo un atuendo de charro y montado a caballo. Si el destino hubiera dado otro giro, esta leyenda de la ópera bien podría haber sido un galán de películas rancheras.

"La ópera me empezó a gustar cuando, en México,los actores Jorge Negrete y Pedro Infante ya habían fallecido—señala Domingo, de 67 años de edad—. Tenía la voz, era muy joven, y me dije: 'Me voy a imponer un lmite. Quiero debutar en el Met [Metropolitan Opera House de Nueva York] y La Scala [en Milán, Italia] antes de cumplir los 30. Si no lo logro para entonces, aún tendré tiempo para hacer películas'. Debuté en el Met a los 27 y en La Scala, a los 28; así que me olvidé de ser una estrella de cine."

Menos mal. Ahora, el cantor, nacido en España y criado en México, usa más sombreros que los ídolos de su juventud: es cantante, director de orquesta, director de ópera, restaurador, mentor de prometedores talentos y humanitario. Domingo asume tantas responsabilidades que parece imposible que pueda ser bueno en todas ellas. Pero lo es.

"Lo que lo hace tan sensacional es su impulso y su energía personal, y el amor por el arte —dice Trevor Scheunemann, un joven barítono que conoce a Domingo desde hace varios años—. Es una fuerza imparable para promover la ópera. Él lo hace todo, y no sé de dónde saca la energía para ello".

Lo hace todo con sencillez y naturalidad. En persona, Domingo es encantador y atento; se le iluminan los ojos de placer cuando habla sobre su comida preferida (gazpacho con paella y arroz con leche), su equipo de fútbol (está indeciso entre el Real Madrid, de España, y el Club América, de México), o de placer culposo (la telenovela Pasión, que protagoniza su sobrina Maité Embil).

Mientras avanza por las profundidades del Met, se detiene a charlar con tramoyistas, guardias de seguridad y hasta con un grupo de turistas que visita el lugar. "Plácido no pierde su humildad y está profundamente agradecido por su popularidad universal—dice Marc Stern, presidente y director ejecutivo del Los Angeles Opera, donde Domingo se desempeña como director general—. (Domingo también es director general del Washington National Opera).—Nunca olvidó sus orígenes ni lo mucho que les debe a tantas personas que trabajan duro para ayudarlo a triunfar en lo que él hace, ya sean nuestros benefactores de alto nivel, miembros de nuestra orquesta y coro, tramoyistas, personal administrativo o de limpieza. Nunca pierde de vista sus raíces".

"Nunca pierde de vista sus raíces".
—Marc Stern, presidente y director ejecutivo de Los Angeles Opera.
Domingo ha permanecido en el candelero durante tanto tiempo —celebra su 40mo aniversario con el Met este año— que parece que siempre hubiera estado con nosotros. Pero a pesar de haber nacido en una familia de músicos —sus padres dirigían una pequeña compañía especializada en la modalidad española de opereta conocida como zarzuela— la ópera no fue su primer amor. Antes estuvo el fútbol, actividad a la que Domingo pensó dedicarse, como portero o guardameta. Luego vinieron las películas y la posibilidad de ser la nueva estrella de las películas rancheras, dejadas de lado cuando cumplió el plazo que se había autoimpuesto para debutar en la ópera.

Domingo comenzó su carrera como barítono. Luego, por consejo de un colega, pasó a ser tenor y pronto cobró renombre por sus interpretaciones en Tosca, Carmen, Otelo y otras obras. A principios de los '70, comenzó a hacer carrera como director de orquesta y, al poco tiempo, comenzó a incursionar en la música popular, grabando duetos con artistas de la talla de John Denver. Pero no alcanzó el estatus de superestrella hasta la década del 90, cuando se unió a Luciano Pavarotti y José Carreras para conformar Los Tres Tenores. Sus impresionantemente exitosas interpretaciones aumentaron la exposición de la ópera en todo el mundo. Ahora, con la muerte de Pavarotti y Carrera en su ocaso profesional, Domingo ocupa, sin gran esfuerzo, el punto más elevado en el firmamento de la ópera.

Ha aprovechado su fama para animar a cantantes prometedores y para presentar la ópera a audiencias jóvenes. Instauró Operalia —un concurso anual para jóvenes intérpretes— y dirige programas para artistas jóvenes en las óperas de Washington, D.C. y Los Ángeles. "Nos preocupa [atraer a la gente joven hacia la ópera] —dice— y estamos haciendo algo al respecto". Como ejemplo, cita las obras completas para niños presentadas en el Los Angeles Opera.

Domingo ha estado, además, involucrado en la recolección de dinero para ayudar a las víctimas de desastres naturales en México y Perú, y, actualmente, es, entre otras cosas, vocero de Hear the World, una iniciativa centrada en la pérdida de la audición.

Lobster tacos, courtesy of Pampano Restaurants: Las favoritas de Plácido Domingo - Recetas
Saboree las recetas favoritas de Plácido Domingo de su restaurante Pampano, en Nueva York y Ciudad México.

Cómo elige en qué hacer beneficencia? "Todo es importante —dice—, y uno tiene que elegir aquello que no es necesariamente lo más obvio, cosas que podrían tocarle a uno. Uno ve una tragedia increíble y reacciona de inmediato".

Pero no es que a este dínamo humano no le guste relajarse. En sus vacaciones —para Navidad y en agosto—, se escapa a su casa en Acapulco, donde pasa el tiempo con quien ha sido su esposa por 46 años, Marta Ornelas, y sus hijos Plácido Jr., de 42 años, compositor, y Alvaro, de 39, cineasta, que también se ocupa de concertar las presentaciones de su padre en Latinoamérica. José, un empresario de 50 años de edad, nacido de un matrimonio de poca duración, cuando Domingo era un adolescente, también se suma al clan familiar. Mirar televisión, ir al cine y al teatro, y los eventos deportivos como el fútbol, las carreras de Formula Uno y el tenis son los pasatiempos favoritos de Domingo para relajarse.

Cuando se encuentra en la Ciudad de Nueva York, Domingo visita Pampano, un restaurante mexicano, cuya especialidad son los mariscos, del que es propietario junto con el famoso chef Richard Sandoval. "No soy bueno como cocinero —señala Domingo—. Una de las cosas que debe tener un cocinero es tiempo, y tiempo es una de las cosas que no tengo". Pero sí tiene, a decir de su socio, "un paladar fenomenal. Sabe lo que le gusta; ha probado de todo —comenta Sandoval—. Él me dice lo que desea ver en el menú. A lo mejor estamos hablando y él dice: 'Se me ocurrió esta idea de preparar este sushi en [salsa] chile serrano', y yo empiezo a jugar con eso".

Si bien tiene gustos sibaríticos y se mantiene vibrante, atractivo y con buena voz, Domingo reconoce que la edad trae cambios, algo con lo que ha vivido por años. Ha, por ejemplo, cambiado su repertorio —"Siempre estoy buscando cosas nuevas a medida que mi voz cambia con el correr de los años"—y está pensando en lo que podría pasar a medida que envejezca. No es que quiera dejar el escenario; pero la interpretación es difícil: los ensayos de ocho horas diarias que pueden durar semanas, las producciones de tres horas. "No sé si podré seguir adelante después de los 70—dice Domingo—. No me refiero a cantar, sino a actuar cantando en el escenario. Soy fuerte y sano, pero jamás pensé que [a mi edad] seguiría cantando en el Met".

Alvaro dice que cuando Domingo deje el escenario, "ninguno llegará a ver si se trató de un momento triste [para él].

"Se ha estado preparando para ello durante los últimos 25 años. Ha estado dirigiendo, tiene muchas grabaciones por hacer, tiene Operalia y conciertos —continúa Alvaro—. Hay mucho para hacer. Probablemente vaya a estar dirigiendo la noche siguiente. No nos dará la oportunidad de llorar esa última interpretación en el escenario".

Cuéntenos:
Plácido Domingo es mentor, promueve la prevención de la pérdida auditiva y ha ayudado a víctimas de desastres. Vea cómo otros expresan su humanidad. —
Brenda Durán Manuel "Tim" Garcia, 62 Mt. Prospect, IL Me encanta retribuirle a la comunidad de los adultos mayores. Ellos se lo merecen; han trabajado toda su vida. Ya es hora de cuidar de ellos; necesitan a alguien que haga las cosas por ellos. Me enorgullece ayudar a mis pares.
Alberto Rodriguez, 72 Omaha, NE He pasado tiempo ayudando a los jóvenes de mi comunidad y diciéndoles que necesitan hacer algo que amen. Trato de motivarlos para que sean voluntarios. Si los guiamos, cualquier comunidad a la que vayan prosperará.
Carlos Valdez, 80 Austin, TX Desde que me jubilé, hace 15 años, he trabajado mucho como voluntario. He podido reparar y pintar casas de personas sin los recursos económicos para hacerlo. Siempre sentí el deseo de ayudar a los necesitados. Mi padre era así.
Ofelia "Ofie" Escobedo, 80 Carlsbad, CA En mi comunidad, logramos que las madres adolescentes volvieran a la escuela y completaran sus estudios secundarios. Me preocupa la juventud. He vivido muchos años. Tengo nietos y me gustaría un mundo mejor para ellos.